El sujeto inmediato del
orden y del desorden moral es la voluntad, cuya rectitud consiste en que
mantenga su dirección hacia el verdadero fin último del hombre y mantenga en
esa dirección las tendencias, pasiones y acciones humanas. Se añade que, si la
voluntad es el sujeto de lo moral, la regla inmediata de lo moral es sin
embargo la razón. Y esto no sólo en el sentido bastante obvio de que ella nos
da a conocer lo bueno y lo malo, sino también en el sentido, más profundo, de
que la razón es el punto de referencia
y el criterio interno de la constitución
y distinción de lo bueno y de lo malo, de la virtud y del vicio: una acción es
buena porque es racional o razonable, y no al revés. La interpretación,
valoración y dirección o corrección de la afectividad por parte de la razón, es
un buen ejemplo de lo que ahora decimos.
El motivo por el que la razón es el principio y el criterio ordenador de la conducta se comprende a partir de cuanto sabemos acerca del fin último del hombre. La visión de Dios es el bien supremo de cualquier ser inteligente, y lo es del hombre en cuanto que el hombre está dotado de inteligencia. El fin último es el bien propio y especifico de la razón. La parte racional (conocimiento y amor) es el anillo de conjunción entre el hombre y el bien último de su vida. Por lo que lo bueno para el hombre es que la razón despliegue sus operaciones sin interferencias que la distorsionen, y que lo que en el hombre no es en sí mismo racional opere <<razonablemente>> es decir, bajo la dirección de la razón y poniéndose a su servicio.
Cabe concluir que, aunque
desde el punto de vista de la fundamentación ontológica de la moral, la
congruencia con el fin último fundamenta el valor y la real apetibilidad por
parte del hombre de lo que es bueno y razonable; sin embargo, a efectos de la
ordenación de nuestra conducta, y según nuestro modo de conocer, se debe
afirmar justamente lo contrario: un comportamiento es congruente con nuestro
fin último porque es bueno, razonable o conforme a la recta razón. Éste último
es el punto de vista de la regla moral.